Lo dice José Manrique López de la Fuente, ingeniero, quien destaca que «los desarrolladores y usuarios, al trabajar sobre un código fuente accesible, tienen más facilidades para el aprendizaje y una mayor libertad de mejora». Estas ideas fueron presentadas, ayer, por López de la Fuente en la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, donde apuntó que «no hay que confundir 'software de dominio público' o 'gratuito' con 'libre' pues este último respeta las licencias y las autorizaciones de uso».
El exalumno de la EPI, ahora socio de la empresa madrileña Bitergía, destaca que «lo más importante de estos entornos abiertos son las propias comunidades amparadas por unas metodologías de trabajo basadas en la innovación social». Aunque esta colaboración es de provecho común, también genera procesos mucho más transparentes y auditables. Todos los avances son sometidos a prueba, como en un sistema de actualización permanente, revisados y mejorados por cualquier miembro de la comunidad.
«Aprender a leer este lenguaje a partir de la experiencia de otros es la manera de avanzar hacia nuevos desarrollos personalizados», destacó José Manrique. Porque «hacer algo sabiendo cómo funcionan las cosas posibilita avanzar en el conocimiento tecnológico y, con ello, hacia la apertura de nuevas formas de emprendimiento dentro de estos entornos hiperconectados en 'la nube'». Así, «autónomos y empresas locales pueden ir de la mano con grandes corporaciones e instituciones para integrar lo global y lo local en proyectos compartidos. Es el caso de la colaboración de empresas competidoras para desarrollar un producto conjunto que luego personaliza cada una de ellas. También la puesta en marcha de comunidades internas de trabajadores para la investigación, desarrollo e innovación de nuevos productos y servicios de forma colaborativa», algo que ocurre en grandes empresas de sectores como la banca o la aeronáutica.
Grandes corporaciones de la aeronáutica y la banca ya hacen uso de estos métodos López de la Fuente insistió en «lo importante de acercar estas tecnologías abiertas a los ciudadanos, tanto desde la escuela como desde la universidad, para poner a su alcance no solo las aplicaciones de software libre sino también nuevos proyectos basados en entornos abiertos». Asimismo, manifestó que «es importante abrir estos espacios a los niños para que puedan desarrollar sus propios juegos a la vez que los integran en su vida como alternativa a la tradición». Aunque «quedan retos por resolver, como la privacidad de los datos en 'la nube' o la profesionalización de los procesos, hay un movimiento claro hacia un futuro con software libre».
Fuente: elcomercio.es
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