El problema de este inicio rápido viene cuando tenemos también instalada una distribución de Linux que tiene permisos de escritura en las particiones de Windows. Al poder escribir en una partición, Linux puede hacer cambios en ella que den problemas al arrancar desde Windows 8 con la funcionalidad de inicio rápido habilitada (por defecto lo está). En ese caso, Windows 8 detectará inconsistencias en el sistema de ficheros y analizará la partición afectada, lo cual puede llevar mucho tiempo si es grande.
Deshabilitar el inicio rápido en Windows 8 es el remedio al problema La solución a este problema pasa por deshabilitar inicio rápido en Windows 8. Para ello, deberemos ir a “Configuración”, y pulsar sobre “Opciones de energía”. Una vez dentro de las opciones, pulsaremos en la parte izquierda de la ventana sobre “Elegir el comportamiento del botón inicio/apagado”. Una vez ahí, pulsaremos sobre “Cambiar la configuración actualmente no disponible”, y en la parte inferior de la ventana desmarcaremos la casilla “Activar inicio rápido”. Por último, guardaremos los cambios y ya estará desactivada la funcionalidad.
Establecer los permisos de las particiones de Windows en sólo lectura desde Linux también es solución Desde Linux, también se puede forzar que las particiones de Windows se monten en modo de sólo lectura, para lo que deberemos modificar el fichero /etc/fstab. Debemos tener en cuenta que se trata de un fichero crítico del sistema, así que no es recomendable modificarlo a menos que seamos usuarios de Linux experimentados.
Los desarrolladores de Linux son conscientes del problema y están trabajando en ello para solucionarlo. Por el momento, solamente Fedora 17 es capaz de detectar si tenemos instalado Windows 8 y tiene activado el inicio rápido. En ese caso, montará las particiones de Windows en modo de sólo lectura, para no realizar cambios en ellas que puedan afectar a su estabilidad al arrancar desde Windows 8.
Vía | Genbeta
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