Existen gestores de máquinas virtuales, y, por ejemplo, nosotros probamos AQEMU, una GUI para KVM y QEMU que permite crearlas fácilmente y con una interfaz similar a la de VirtualBox o VMware. Basta con establecer una serie de preferencias para cada máquina virtual, y, a partir de ahí, podremos poner en marcha esas máquinas basándonos por ejemplo en imágenes ISO de otras «distros» Linux o de sistemas Windows.
El funcionamiento es ejemplar en Linux, aunque su acabado en lo que respecta a la interfaz es aún algo engorroso para los usuarios finales. De hecho, esta aplicación está orientada especialmente a entornos empresariales, algo que demuestra Red Hat, que ha basado toda su nueva plataforma de virtualización en KVM dejando en un segundo plano a Xen, su anterior pilar para este tipo de servicios.
Fuente: PCactual
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