La idea consiste en tomar un computador y añadirle unas tarjetas especiales que permitan que ese computador tenga 10 monitores, 10 teclados y 10 ratones, creando en efecto 10 puestos de trabajo que son controlados desde un sólo computador. El sistema operativo Linux, usado de una forma especial, permitirá que cada una de las 10 personas que usen el sistema sientan que están utilizando un computador propio, mediante una tecnología que es denominada "virtualización". El costo se reduce a menos de 50 dólares por puesto de trabajo, sin incluir el costo del monitor y el teclado.
La empresa canadiente Userful proveerá el software necesario para la virtualización (un software propietario llamado Userful Multiplier) y la empresa brasileña ThinNetworks proveerá el hardware. La primera fase del programa instaló exitosamente 18.750 estaciones de trabajo en instituciones rurales.
Los costos se reducirán un 60 por ciento, en cuanto al valor de las computadoras frente a un modelo tradicional, y un 80 por ciento, en cuanto a consumo energético: aseguran que se ahorrarán más de 170 mil toneladas de emisiones de dióxido de carbono al año, la misma cantidad que generan 28 mil automóviles en el mismo período.
Aún cuando la solución adoptada por Brasil implica uso parcial de un software propietario, existen varias aplicaciones en Linux que permitirían, con algo de desarrollo, implementar una solución similar usando 100 por ciento software libre.
La tecnología de virtualización no es para nada novedosa: los grandes mainframes IBM/370, presentados al público en junio de 1970, usaban dicha tecnología para ofrecer servicios en sus terminales. Tal vez lo más novedoso de la experiencia brasileña es lo masivo, y que el "computador central" es un mero computador de escritorio como el que tenemos en nuestros hogares.
Fuente: RadioMundial
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