Nacido el 16 de marzo de 1953 en Manhattan, Nueva York, se autodenomina «Santo Ignucio», en referencia al código GNU que él mismo escribió y es una de las bases del software libre. Confiesa además que siempre quiso ser comediante y gusta de terminar sus charlas, no importa el lugar donde esté, disfrazado con un viejo disco rígido como aureola y un manto improvisado, «bendiciendo» las computadoras para que decidan migrar a software libre.
Su propuesta de que el software sea de uso libre, en la más amplia acepción del término, le ha traído innumerables enemigos. Pero no desiste. Anda de un lado para otro por el mundo defendiendo sus puntos de vista. Esas mismas ideas e iguales propósitos lo han traído ahora, por primera vez, a Cuba, para asistir al III Taller Internacional de Software Libre, en el contexto de la XII Convención y Exposición Internacional Informática 2007, en el Palacio de Convenciones de La Habana.
Solo puso dos condiciones para dialogar en exclusiva con JR, durante más de una hora y media, en su habitación del Hotel Palco. La primera, que no se utilizara el término abierto como «libre», y la otra, que se hablara del sistema GNU-Linux, y no solo de Linux, «que es el nombre de un componente que escribió Linus Torval. Cuando se habla de este, es justo que se diga Linux, pero cuando se trate del sistema se debe decir GNU-Linux. Yo solo quiero modestamente la mitad del reconocimiento».
La entrevista a Stallman, muchas veces criticado por sus «excentricidades», como no usar teléfono celular o andar con una vieja laptop en la que utiliza un sistema que no contiene ningún software privativo», fue en realidad una conversación con una personalidad contradictoria pero afable, que gusta de los términos precisos y defiende sus ideas, aunque muchas veces se le señale por sus puntos de vista.
«Eso no me molesta, asegura. Muchos no están de acuerdo con el software libre y les es útil atacarme a mí, porque no pueden hacerlo con la filosofía. Tienen el derecho. No me incomoda. Eso sí, me disgusta que en muchos artículos, por ejemplo, me llamen “evangelista del código abierto”, porque no apoyo esa filosofía.
«No apoyo solo el código abierto, o sea que la gente nada más conozca cómo funciona un programa, sino el software libre. Y la diferencia es que para nosotros es un asunto ético. El software privativo no es ético porque no respeta la libertad, y el código abierto no se interesa por esta cuestión. Si yo soy el “padre del código abierto” se hizo con “esperma” que me robaron sin mi consentimiento».
LIBERTADES IMPORTANTES
Stallman aclara que para los defensores del software libre la cuestión no es solo que el código de un programa sea abierto, que se sepa cómo funciona, sino que el usuario tenga las cuatro libertades fundamentales planteadas por el movimiento: «la libertad 0, la de ejecutar el programa como quieras; la libertad 1, estudiar el código fuente y cambiarlo para que el programa haga lo que quieras; la libertad 2, la de ayudar a tu prójimo, o sea distribuir copias del programa a los demás cuando quieras; y la libertad 3, la de ayudar a tu comunidad distribuyendo copias modificadas cuando quieras.
«Ninguna de estas libertades es una obligación. Es decir, nunca el usuario está obligado a aplicar las cuatro cosas, pero tiene la libertad de hacer cualquiera cuando quiera», explica.
El padre del Software Libre (SL) asegura que este movimiento se puede comparar con lo que sucede con las recetas de cocina. «Esta analogía es útil porque las dos son obras del conocimiento, y los cocineros cambian libremente las recetas. Sería ilógico que un día el Estado les diga que si cambian una receta le llamaremos pirata. Imaginen el enojo de los cocineros. Con ese mismo enojo fue que iniciamos el movimiento de software libre».
Richard Stallman asegura que no le molesta ser un enemigo para Microsoft, que frecuentemente ataca y critica el código abierto, pero no menciona el software libre.
«Es porque su disputa con el código abierto es superficial. Los dos están de acuerdo en que su meta es el uso práctico, tener programas flexibles, usables, fiables, baratos, eficientes, y cada uno tiene su propia idea de cómo realizarlos.
«Ahora, los defensores de esto no dicen que el código no abierto de Microsoft es inmoral. Nosotros sí lo afrimamos. Nuestra disputa con ellos es mucho más profunda, es una cuestión filosófica. Microsoft tiene cómo responderle a los del código abierto, aunque sea con argumentos usualmente falsos, pero no tiene manera de contestarnos a nosotros, porque no puede ni siquiera fingir que respeta la libertad del usuario o la proporciona».
NO ME MOLESTAN LAS COPIAS
Con una apretada agenda que incluyó la visita a la Universidad de las Ciencias Informáticas, además de otros eventos, Stallman asegura estar contra el bloqueo norteamericano a Cuba, y no molestarle, más bien inquietarle, que se copie ilegalmente software privativo para su uso.
«No me disgusta que se copie un programa en contra de la ley de otro país, porque lo que es ilegítimo es la ley, no la copia. Romper una ley injusta no es malo.
«Claro está —explica— estos programas no llegan a ser libres solo por poder copiarse, pues no cumplen con las otras libertades de las cuales ya hablamos. Sin estas, el desarrollador mantiene su poder sobre los usuarios al decidir qué hace o qué no hace el programa. Se necesitan las cuatro libertades para que el usuario tenga el control completo de su propia computación y pueda participar en una comunidad solidaria».
Al respecto Stallman anunció que ya se trabaja en una tercera versión de la Licencia Pública General GNU GPL creada por él y que defiende la Free Software Foundation, para proteger la libre distribución, modificación y uso de software, y así evitar los intentos de apropiación que restrinjan esas libertades a los usuarios.
«Ya hemos publicado dos borradores y queremos publicar muy pronto el tercero, que será el final, aunque no sabemos cuándo estará definitivamente. Es un proceso difícil. Incluso, en la comunidad de SL la mayoría no presta atención a nuestras metas de libertad y solidaridad social, y muchas distribuciones de GNU-Linux incluyen programas privativos, lo cual es una debilidad.
«Aunque a muchos no les guste, de cierta forma sí somos un movimiento político, un movimiento social por la libertad de los usuarios de computadoras y la solidaridad social. Es un movimiento político pero estrecho, solo para un campo de la vida; lo que no implica que otros no tengan importancia.
Igualmente señala que sigue con atención los proyectos de gobiernos como el de Venezuela, quien decretó una ley para que todas las instituciones del Estado migren a software libre, así como iniciativas en la India o en Extremadura, España, donde el gobierno de la región está migrando completamente y su reto es terminar este proceso para julio de este año.
«Y ha hecho la migración más importante, que es la de las escuelas. Estas tienen gran importancia porque son las que deben formar a los usuarios del futuro, habilitados para participar en una sociedad libre y solidaria, y eso solo es posible enseñando el software libre».
—No obstante, muchos afirman que prefieren sistemas operativos como Windows porque son más amistosos con el usuario.
—Era así hace años, cuando no teníamos entornos gráficos fáciles. Pero ahora. ya no hay obstáculos, excepto la falta de acción. Incluso, suponiendo que sea mucho más sencillo de usar el software privativo, no cambiaría nada, porque es un asunto de libertad y solidaridad social.
CUBA PUEDE
Stallman asegura que le gustaría que no solo Cuba, sino todo el mundo migrara por completo a software libre. «Para eso el mayor obstáculo es la inercia social. Pero Cuba tiene experiencia en luchar contra fuertes obstáculos. Entonces puede hacerlo».
Según su visión, el uso de SL contribuye al desarrollo en un concepto más amplio, «pues el software privativo es dependencia, y eso conlleva a la colonización electrónica. Las empresas de software privativo quieren colonizar a la gente de todos los países, y lo han hecho en Estados Unidos, Europa, en otros lugares del mundo, incluso en alguna medida en Cuba, excepto a los usuarios que usan el software libre».
«La mayoría de los usuarios en el mundo todavía emplean el software privativo. Es triste pero nos demuestra que aún tenemos mucho por hacer. Espero que algún día esa situación cambie. Es mi esperanza, pero debe hacerse paso a paso. Y Cuba puede darlos».
Fuente: JuventudRebelde Cuba
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