Ya dentro de poco, los políticos empezarán a medir su éxito, en cuanto al número de seguidores que tiene cada uno de ellos y en cuál de los perfiles se suscitan las conversaciones y debates más ardientes. Es claro que el nuevo sistema de comunicación e influencia a través de las redes sociales ha llegado a ser una herramienta indispensable para hacer política en ambas vías, ya que son un canal para el debate y la conversación, implican tener tolerancia y respeto para escuchar las opiniones a favor y en contra de las propuestas y opiniones opuestas.
Es decir, paralelamente promueve el ejercicio de una mayor participación ciudadana, pero también es un instrumento de manipulación que utilizan los actores políticos para ejercer influencia sobre las masas.
Esta manera de hacer política es una forma directa de comunicación entre los candidatos y los votantes, sobre todo los más jóvenes, que hoy en día son adictos al Facebook, Twitter, Instagram y WhatsApp; estas redes, claves en la participación política, pueden llegar a tener mucho peso en la toma de decisiones para emitir el voto.
De igual forma también se pueden utilizar para manipular a las masas, lanzar campañas negras y desviar la atención hacia otros temas en un momento de crisis, por ejemplo; por lo que se asume que el que tenga mayor impacto en las plataformas digitales, puede llegar a tener mayor influencia en la opinión pública; aunque la televisión continúa siendo el medio más importante
Esto se debe a que los medios televisivos generan en la audiencia cierta credibilidad y formalidad en cuanto a las fuentes de las noticias que comparten, porque supuestamente se hace una tarea informativa de calidad, apoyada por investigación, videos, documentos, entrevistas, análisis, etcétera; Caso contrario es el de las redes sociales, que contienen demasiada información, muchas veces de fuentes falsas y las publicaciones son sustentadas por documentos o fotografías que están alterados, que podrían, por un corto tiempo, llegar a distorsionar la imagen de algún candidato, con el único fin de desprestigiarlo y confundir a los usuarios.
Acá es justamente donde entran los netcenters para atacar a los adversarios políticos. Aunque es un buen medio de difusión, por ser rápido, confuso y anónimo; si la noticia no viene de un sitio confiable, en una semana se diluye la campaña negra.
Pero definitivamente la tendencia es que cada día los medios digitales se empoderen y tomen más auge, en la medida que se llegue a depurar a los falsos seguidores, que solo sirven para crear confusión en cuanto a las cifras, opiniones y tendencias.
Según datos de empresas dedicadas a la seguridad informática, al menos el 35% de los seguidores de cuentas de políticos en Twitter son falsas. Pero, por otra parte, el impacto que generan las redes en los seguidores reales ha crecido en forma exponencial y tiene la ventaja que permite dirigir mensajes a millones de personas simultáneamente.
El alcance y la frecuencia con que se envían los mensajes en las redes sociales, ha llegado a ser tan grande, que se estima que una buena campaña digital podría llegar a ser determinante para influir en la opinión pública, al punto de cambiar el rumbo de un país, si se trata de las elecciones presidenciales.
fuentes:.prensalibre.com
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