Para ese salto a la convergencia Canonical optó por Qt 5 como tecnología base sobre la que desarrollar tanto el escritorio como las aplicaciones básicas, y resulta evidente que pocas aplicaciones son tan básicas en un sistema operativo como un gestor de archivos.
Sobre Nautilus, sabemos que desde hace un tiempo la situación no es la mejor para las distribuciones que se basan en GNOME 3, pero que no utilizan GNOME Shell como interfaz de escritorio. Ubuntu, Linux Mint y otras se han quejado de la indiferencia de los desarrolladores de GNOME para con sus necesidades, y los forks no se hicieron esperar. Sin embargo, el que será el futuro navegador de archivos de Ubuntu, que ya está en desarrollo, no es un fork, como es obvio.
Así, la lógica presagia un, más tarde o más temprano, adiós a GNOME. ¿Qué sentido tendría mantener un popurrí de aplicaciones sin integración alguna? La cuestión no es cuántas aplicaciones de GNOME va a reemplazar Ubuntu en un futuro, sino -no hace falta que sean aplicaciones del proyecto GNOME- cuáles se les van a atragantar a los desarrolladores de Ubuntu (¿LibreOffice, tal vez? Y no hemos dicho nada de Mir…).
Más información: http://www.phoronix.com/scan.php?page=news_item&px=MTU4OTY
Fuente: Muy Linux
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